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Channel: Dra. Mayor – Comunicación y educación en salud
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Por una redacción comprensible de los documentos de consentimiento informado (y IV)

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En la entrada anterior, se abordaban las consecuencias de una redacción inadecuada e incomprensible, por lo que, a continuación, analizaremos sus causas. Los problemas de redacción que se encuentran habitualmente en los DCI pueden dividirse en dos grupos: inherentes a la tipología textual —con independencia del idioma— y provocados por la traducción del inglés.

En el primer grupo encontramos los siguientes:

La terminología especializada. El uso de jerga médica y jurídica no solo provoca incomprensión, sino también recelos por parte de los pacientes e incluso de profesionales, tal y como han puesto de manifiesto algunos estudios. Por ello, algunos DCI empiezan a incluir glosarios para explicar la terminología más especializada que contiene el documento.

Verbos específicos de la tipología textual o con significado ambiguo. Este es el caso del verbo «referir» (el paciente refiere), que podría sustituirse por sinónimos más claros; lo mismo ocurre con verbos como «prescribir» (el tratamiento prescrito) o «sancionar», cuyos significados contradictorios no siempre los solventa el contexto. Lo mismo podría decirse del verbo «recibir» en el ámbito de los ensayos clínicos, dado que en muchas ocasiones se alude al hecho de administrar un medicamento y no, en cambio, al hecho de entregar un medicamento al paciente para su posterior administración o ingesta.

Oraciones largas y complejas. Se trata de una de las características más habituales del lenguaje jurídico, que destaca por la concatenación de oraciones subordinadas que provocan confusión no solo por su longitud, sino también por la pérdida de la referencia de los elementos anafóricos y catafóricos.

Puntuación deficiente. Junto con la característica anterior, la mala puntuación o su ausencia provoca importantes equívocos y es otro de los problemas habituales de los textos jurídico-médicos.

Expresiones fijas arcaicas o arcaizantes. Los DCI, dada su tipología jurídica, suelen adolecer de expresiones antiguas que dificultan la comprensión. Entre estas expresiones figuran el condicional y el futuro de subjuntivo. Estas formas verbales para expresar hipótesis o probabilidad no siempre se entienden correctamente, por lo que formas como «podría» o la arcaizante «hubiere» en muchos casos resultan más claras con fórmulas como «podrá» o «haya». Lo mismo sucede con los latinismos, frecuentes en los documentos jurídicos pero incomprensibles para el lector medio y prescindibles en la mayoría de los casos.

Eufemismos. La medicina es una ciencia generadora de numerosos eufemismos. Sin embargo, su uso no solo suaviza el mensaje, sino que también confunde.

En el segundo grupo, entre los problemas de redacción resultantes de una inadecuada traducción figuran los siguientes:

Voz pasiva. Esta formulación tan habitual de la lengua inglesa provoca extrañeza y confusión al lector español, por lo que debe sustituirse por oraciones en voz activa y mediante el uso de la pasiva refleja y oraciones impersonales.

Calcos y falsos amigos. Los calcos —tanto semánticos como gramaticales— y los falsos amigos son fuente de confusión habitual en los DCI. Debido a ello, se producen traducciones literales como «mujeres con potencial para concebir» en lugar de «mujeres en edad fértil» o «con posibilidad de quedar embarazadas» y se entiende como «consecuencia fatal» lo que sería una «consecuencia mortal» o sencillamente «la muerte». También se producen pleonasmos como «el fármaco más comúnmente usado» en lugar de «el fármaco más usado».

Otro ejemplo de calco gramatical es la utilización del gerundio, cuyo uso anglicado, si bien empieza a extenderse de forma incorrecta en la lengua española, también provoca confusión, dado que el lector no es capaz de distinguir si expresa simultaneidad o consecuencia.

Así pues, tener en cuenta y evitar estos errores nos ayudará a redactar de manera más clara, a velar por el derecho a la información de los pacientes y a simplificar un lenguaje hasta ahora restringido a ciertos niveles y profesiones.

Tenesor Rodríguez Perdomo*

* Traductor de documentos jurídicos y médicos.

Dirección para correspondencia: info@activatraduccion.es


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