Como expliqué en la entrada del pasado 22 de julio, el uso de este formato para la promoción de la salud y la educación médico-sanitaria de la población general aún no es común en España, pero sí en países como los Estados Unidos.
Aparte de Baldo, otro ejemplo digno de mención es la tira cómica Rex Morgan M.D. La creó en 1948 el psiquiatra Nicholas P. Dallis con la intención no solo de entretener, sino también de educar a los lectores en temas sociales y médico-sanitarios. De la mano de Dallis, así como de sus sucesores, se han abordado cuestiones tan candentes como la eutanasia, que fue objeto de atención allá por el 1950, y tantas otras tan de actualidad como la drogadicción, la violencia de género, la diabetes tipo 1, la tuberculosis, el trasplante de órganos o el asma, afección a la que le dedicaron 16 semanas, de enero a abril de 2001. La AANMA (Allergy & Asthma Network Mother’s of Asthmatics) reúne en su página web la serie completa dedicada a esta enfermedad.
Rex Morgan, M.D., publicada en más de 300 periódicos de los Estados Unidos y con unos 30 millones de lectores diarios repartidos por tierras estadounidenses y diversos países extranjeros, está considerada como un recurso de gran valor didáctico. No en vano la tira ha recibido varios galardones por su labor educativa en materia de salud. El primero de ellos, de la reconocida American Academy of Nursing en noviembre de 1995, al que le seguirían otros muchos más.
Y yo me pregunto: teniendo en cuenta el talento de nuestros dibujantes de cómic, el valor de la tira cómica para la promoción de la salud y la educación médico-sanitaria de la población general, y la enorme cantidad de materiales —estériles muchos de ellos para los fines antedichos— que se editan en España anualmente, ¿cuándo se hará uso de este formato de cómic tan eficaz, al parecer, para la denominada «educación para la salud»?